LAS CRÊPES INDICADOS TANTO PARA DULCE COMO SALADO
Como es bien sabido, las crêpes no son sólo un postre, sino un
entremés salado que procede principalmente de la Bretaña francesa. La palabra
crepé, que nosotros usamos en francés, viene del latín críspus, crespo, ondulado, y no pasa de ser una masa de harina
frita a la sartén. Es una palabra del siglo XIII, pero nuestros clásicos la
hubieran llamado «fruto de sartén».
Como postre, las crêpes admiten infinidad de variantes, pero
la gran cocina internacional ha adoptado las crépes Suzette como la más
equilibrada perfección en la elaboración de este postre. El origen es muy
complejo. Las crêpes Suzette han sido reivindicadas por varios cocineros.
Parece ser que, hacia 1890, se estrenó en un teatro del bulevar de París una
obra titulada «Le voyage de Suzette», que obtuvo un gran éxito. Esta obra dio
origen a dos platos: los «huevos Suzette» y estas «crêpes Suzette». Según la
mayor parte de eruditos sobre estos detalles, se inventaron y popularizaron en
el restaurante Marie de París, que estaba situado en el ángulo de los bulevares
de Strasbourg y Saint‑Denis.
Todo parece claro, mas siempre hay un «pero». El cocinero
francés Henri Charpentier, que falleció en California en 1931, afirmaba que un
día elaboraron las crépes para el príncipe de Gales, el alcohol se inflamó y el
postre gustó al futuro Eduardo VIl, y Charpentier quiso dedicarlo al ilustre
cliente. Pero el príncipe prefirió que pusiera el nombre de su compañera del
momento, y así esta Suzette desconocida entró en la historia de la gastronomía.
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