Ya se han mencionado anteriormente las malas
condiciones en que se trabajaba y se trabaja en algunos obradores, debido a la
ubicación en sótanos, etc. El obrador de una pastelería o el de una partida de
pastelería de hotel o restaurante debe estar siempre a la altura de la calle;
es decir, ni en sótanos ni en plantas elevadas. Las razones para ello son
diversas.
En primer lugar, por razones de higiene,
seguridad, ventilación y luminosidad. Son lugares donde se producen gran
cantidad de humos y vapores, por lo que deberá contar con las ventanas
(provistas de telas anti insectos) y puertas necesarias (de cierre automático)
para poder trabajar con luz natural durante el día.
Recuérdese que, según la legislación vigente,
la ventilación e iluminación naturales o artificiales serán las reglamentarias
y, en todo caso, apropiadas al destino, capacidad y volumen del local.
En segundo lugar, porque si se instala a
distinto nivel de la tienda o el comedor, se hará un gasto inútil de energías y
se correrán más riesgos de accidente, al tener que transportar los géneros a
sus respectivos destinos en la recepción de mercancías.
¿Qué
líneas debe guardar el montaje de un obrador?
Sobre cualquier otra idea se debe cumplir la
normativa vigente de Seguridad e Higiene en el trabajo, que regula: puertas de
emergencia, colocación de extintores de fuegos, lavabos por pedal o célula
fotoeléctrica con jabón líquido y toallas de un solo uso, sistemas extractores
de humos, servicios, iluminación, suministro de agua corriente potable, etc.
La forma del obrador debe ser lo más
regular posible (cuadrado o rectangular) evitando, en lo posible, los rincones
o zonas de difícil acceso para la limpieza que, con el tiempo, sirven de almacén
de suciedad y objetos inservibles.
El suelo será antideslizante y estará
provisto de rejillas o sumideros para el agua (lo que permitirá limpiar el
suelo con mucha más comodidad al final de cada jornada) y algo de inclinación
hacia estos sumideros para evitar que, cuando se derramen líquidos, éstos
queden estancados en el suelo, propiciando así accidentes.
Las paredes serán de baldosines o plaquetas
blancas, que son de fácil limpieza. En general, todas estas puntualizaciones
modélicas nos deben permitir mantener siempre las instalaciones en estado de
gran pulcritud y limpieza. Esta deberá realizarse mediante los métodos más
apropiados para no levantar polvo ni causar alteraciones o contaminaciones.
Deberá contar con una mesa central realizada
de materiales permitidos por la ley, y si consta de una parte de mármol,
imprescindible para ciertos trabajos de la pastelería, su tamaño irá acorde con
el del obrador. Estará provisto de, al menos, dos pilas donde poder enfriar
productos y realizar la limpieza de los utensilios, con agua fría y caliente.
¿Quién trabaja en una pastelería?
Además del equipo de dirección y el personal
de oficinas, destacan dos figuras principales: los pasteleros/as, o personal de
producción, y los dependientes/as, o personal de venta al público. También,
pero en menor orden, el personal subalterno que, por el tamaño de las empresas del
sector, no es corriente en muchas de ellas. Dentro de este personal se
engloban: el de limpieza, reparto, mantenimiento, los conductores, etc.
Es la persona cuyo oficio consiste en hacer o vender pasteles,
aunque generalmente por pastelero sólo se entiende a la persona que los hace.
Se puede ampliar la definición diciendo que
es aquella persona que, a través de muchos años de trabajo u oficio, llega a
dominar el difícil arte de elaborar productos de todas las áreas del dulce.
Esto
realmente fue así hasta que empezaron a funcionar las escuelas de pastelería y
hostelería, ya que cursando estudios en ellas ese período tan largo de
aprendizaje se recortaba enormemente al adquirir unos conocimientos que, de
otra forma, sólo se adquirían entrando de aprendiz o pinche y, a base de años y
años de trabajo, se lograba aprender el oficio.
Según los viejos pasteleros que han
relatado y contado cómo aprendían el oficio, en la mayor parte de los casos era
a través de picardías y triquiñuelas, pues normalmente el oficial o el maestro
de obrador no les decía ni les enseñaba las cantidades de los ingredientes que
componían la fórmula o receta del producto que estaba elaborando y, cuando
llegaba la hora de efectuar el pesaje o medida de los géneros, siempre había
otra misión que debía realizar el aprendiz o bien se colocaba delante del peso
para evitar ser visto.
Es cierto que no todo se aprende en las
escuelas y que, una vez que se sale de ellas, hay un camino más o menos largo
que recorrer para llegar a ser lo que se quiere ser, pero siempre se tendrá una
ventaja sobre el que no lo ha hecho de esta forma, El trabajo de pastelero es
duro, sacrificado y no está remunerado en proporción al esfuerzo que se realiza
en cada jornada de trabajo.
Es duro y sacrificado por sus horarios, por sus jornadas largas, porque no existen sábados, domingos ni fiestas, puentes, etc. Por el contrario, es en estas jornadas o en épocas como las Navidades cuando más se trabaja, mientras que nuestros vecinos o conciudadanos se divierten o descansan. Está mal remunerado porque cuesta bastante aprender el oficio y tiene una gran responsabilidad. No debe olvidarse que se trabaja con y se manipulan alimentos que consumen las personas y que cualquier error o descuido puede hacer peligrar la salud y la vida de miles de personas.
Es duro y sacrificado por sus horarios, por sus jornadas largas, porque no existen sábados, domingos ni fiestas, puentes, etc. Por el contrario, es en estas jornadas o en épocas como las Navidades cuando más se trabaja, mientras que nuestros vecinos o conciudadanos se divierten o descansan. Está mal remunerado porque cuesta bastante aprender el oficio y tiene una gran responsabilidad. No debe olvidarse que se trabaja con y se manipulan alimentos que consumen las personas y que cualquier error o descuido puede hacer peligrar la salud y la vida de miles de personas.
El pastelero, además de conocer su oficio,
debe ser una persona honesta y afable, de buen carácter y con dominio de su
persona en todo momento. Debe ser también extremadamente pulcro y ordenado,
tanto en lo personal como en su trabajo; debe asistir a su trabajo limpio y
uniformado como lo recoge el convenio; tiene la obligación de estar en posesión
del carné de manipulador de alimentos y es muy conveniente que conozca la
reglamentación técnico-sanitaria.
El máximo objetivo de un pastelero es
llegar a ser maestro de taller o jefe de obrador, o el oficial, como se les
llama en algunos establecimientos.
Es aquella persona que ofrece, informa y
vende a los clientes los productos que se elaboran en el obrador o vienen ya
elaborados.
No tiene una formación profesional oficial específica, aunque las escuelas de las asociaciones empresariales ya llevan años dando cursos de formación para dependientes.
No tiene una formación profesional oficial específica, aunque las escuelas de las asociaciones empresariales ya llevan años dando cursos de formación para dependientes.
Además de vender, suele ser el encargado de
la decoración y ordenación de la tienda y del montaje de vitrinas, expositores
y escaparates, y atiende, si las hay, las barras de degustación.
Debe ser una persona de buena presencia,
con facilidad de palabra, con una uniformidad y un aseo personal impecables;
debe tener conocimientos teórico‑prácticos de pastelería, de decoración,
presentación, envasado, envoltura y enología, así como de los instrumentos de
pesos y medidas y la maquinaria propia de la tienda.
Hasta que se iniciaron las enseñanzas para
dependientes normalmente se accedía a estos puestos entrando de chico de
reparto, a los que todavía se recuerda con el clásico tablero en la cabeza
lleno de bollos repartiéndolos por la mañana temprano a los domicilios de los
clientes.
El máximo objetivo de un dependiente es
llegar a ser el encargado del establecimiento
Orden de trabajo en un obrador
No es fácil generalizar o establecer unas reglas generales del orden de trabajo de un obrador, ya que puede depender de varios factores como, por ejemplo, el tipo de actividad, tan diferente desde la partida de pastelería de un hotel o restaurante hasta las pastelerías industriales, pasando por los criterios personales de organización del maestro de taller.
Como norma general, deben tenerse preparadas de un día para otro: las masas que necesiten descanso, como pueden ser las de hojaldre, las quebradas y la masa de croissants; bizcochos, bien moldes o planchas; masa madre; algunas cremas de relleno o terminación, como la de mantequilla.
Al llegar al obrador, se tomará la lista de necesidades de producción que, al cerrar la tienda, el encargado del establecimiento habrá cumplimentado, así como los posibles encargos de productos que difieran de los ordinarios tanto por su tipo como por la cantidad.
Se empezará por comprobar que todos los
equipos de frío están en perfecto orden de funcionamiento y se encenderán los
hornos o equipos que necesiten atemperarse.
Según la lista: se empezará por amasar las
especialidades de bollería, ya que necesitan descanso y fermentación.
Se prepararán o elaborarán las pastas de
cocción inmediata a su escudillado; se prepararán o elaborarán las cremas de
relleno y terminación; se estirarán, cortarán y pintarán o bañarán las piezas
de las masas que se dejaron preparadas el día anterior; se bajarán las masas
fermentadas, se pesará, formará, fermentará, bañará y cocerá.
Una vez dados estos pasos generales, y con
estas elaboraciones básicas o preliminares, se empezarán a confeccionar los
diferentes productos que compongan el listado de producción, atendiendo al
orden preestablecido o necesario en ese día por circunstancias extras.
Finalizadas las elaboraciones del listado
de producción, se inspeccionarán las existencias de elaboraciones preliminares,
citadas anteriormente, de un día para otro, reponiendo lo que fuese necesario.
¿Qué materias primas usar?
Desde luego, irán en relación con el estándar
de calidad que se quiera ofrecer en los productos a los clientes y también en
función de los márgenes comerciales que se prevean. Si hay algo que está claro
es que el cliente aceptará de mejor grado un producto más caro que el del
establecimiento de al lado si la calidad que se le ofrece es superior. En
ningún momento se debe pretender engañar al cliente.
Por otra parte, si se quiere poner nombre
propio a una pastelería, se deben elaborar productos propios (los que vamos a
vender) con las materias primas que
se seleccionen y las recetas o fórmulas que se tengan de nuestros años de
trabajo en otras empresas, heredadas o las que nos pueda facilitar el maestro
de obrador u oficial que contratemos, en el caso de que no seamos
profesionales.
Existen empresas que ofrecen productos
semielaborados o compuestos de elaboración instantánea o simplificada.
Entre los semielaborados, existe una amplia
gama de productos congelados que van desde el pan hasta las piezas de bollería
que se nos sirven ya formadas y que sólo se necesita colocarlas en las placas,
descongelarlas, fermentarlas y cocerlas. En el caso del pan, viene ya
fermentado y con un golpe de calor, listo para descongelar y terminar de cocer.
En el caso de los productos para
elaboraciones instantáneas y compuestos, la gama es todavía más amplia: desde
compuestos para hacer pan de diferentes tipos, pasando por bizcochos, cremas,
rellenos, semifríos, etc. Son productos cómodos de trabajar y que bajan
considerablemente el coste de los productos a elaborar pero nunca se les podrá
poner el propio sello de calidad.
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