HARINAS
Se entiende por harina el producto finamente
triturado obtenido de la molturación de grano de trigo, Tritícum aestivum, o la
mezcla de éste con el Triticum durum, en una proporción máxima de 4:1 (80 por
100 y 20 por 100), maduro, sano y seco e industrialmente limpio.
La
composición de la harina que se obtiene del Triticum durum o, lo que es lo
mismo, el trigo duro es la siguiente:
Agua 12,56%
Gluten 18,07%
Almidón 66,07%
Otros 3,30%
Y
del Trificum aestivum o trigo blando:
Agua 14,55%
Gluten 9,92%
Almidón 73,04%
Otros 2,49%
Aparte de estas composiciones centesimales
y nombres científicos, en pastelería se las conoce, en el argot profesional,
como harinas fuertes (las duras), que son de color más blanco y que, al coger
un puñado con la mano y apretarlo fuertemente, al abrirla después y moverla se
desmoronará. Por el contrario las harinas flojas (blandas), de color más
amarillento, quedarán compactas al hacer la operación o prueba anterior.
Las harinas fuertes son más secas y con
mayor contenido en gluten' por lo que absorben mayor cantidad de agua que las
flojas y se obtienen masas con mayor elasticidad. Son las apropiadas para la
elaboración de masas panificables, de levadura, hojaldres, etc.
Pero antes de seguir adelante, deben
conocerse dos términos que ayudarán a entender qué harina sirve el, proveedor:
Molienda o molturación
Es la operación mediante la cual los granos
de trigo son triturados y reducidos a partículas de diversos tamaños,
separables entre sí por medios mecánicos.
Grado de extracción
Viene indicado en los sacos donde se
comercializa industrialmente y es la cantidad de harina de unas características
determinadas que se obtiene de la molturación de 100 kg de trigo limpio,
correlacionando los porcentajes de humedad entre el grano y la harina.
Existen varios tipos o denominaciones de la
harina (integrales, acondicionadas, enriquecidas, de fuerza, sémolas, salvados
y harinas de otros cereales que se denominarán por el nombre de éstos). Algunas se usan en pastelería, otras en
panadería y otras en diferentes industrias agroalimenlarias, como pueden ser
las fábricas de pastas alimenticias, dietéticas, etc.
En pastelería existe una denominación, que
podría llamarse de uso interno, ya que no está recogida por la ley, y que es la
harina de media fuerza o, lo que es lo mismo, harina fuerte y harina floja a
partes iguales. No está comercializada y es una harina que los profesionales
componen para ciertas elaboraciones.
Presentación en el mercado
Normalmente, las harinas vienen
empaquetadas en sacos de papel, diferenciando la fuerte de la floja con algún
tipo de colorido o similar con, al menos, dos o tres capas, con
una capacidad de 50 kg para uso industrial, en bolsas de 1 kilogramo para uso
doméstico.
Almacenamiento
Al ser la harina una materia seca que puede
absorber humedad (higroscópica) del entorno en que se encuentre y, al mismo
tiempo, adquirir olores extraños, debe almacenarse en sitios frescos y secos y
tener una ventilación adecuada.
Se evitará colocar los sacos directamente
sobre el suelo o apoyados contra la pared, vaciándolos en los cajones de acero
inoxidable de los que están provistas la mayor parte de las mesas que se
fabrican. En el caso de que hubiese que apilar sacos o no se dispusiese de
cajones, se colocarán sobre entarimados de madera y, en el caso de que fuese un
número elevado, se colocarán de forma que el aire pueda circular entre los
sacos.
Antes de ser utilizada la harina debe de
madurar en los molinos donde se muele. El tiempo de maduración depende de la
aireación, más o menos intensa, a que se encuentre sometida, pero este tiempo no
debe ser largo ya que la calidad de la harina disminuye y se corre el peligro
de la infestación por insectos. Lo cierto es que una harina bien madurada dará
unos resultados excelentes como: masas más elásticas, en el caso del pan, y
bollería de mayor volumen, mejor textura, color más agradable, etc.
Defectos de las harinas
La planta del trigo puede ser atacada por
hongos, insectos y parásitos, me pueden alterar sustancialmente la calidad de
los trigos. El ataque suele ser en forma de plagas, ya sea en el campo cuando
está sembrado, o en los graneros una vez recolectado; la peor es la plaga del
garrapatíllo, de consecuencias nefastas posteriormente en los procesos de
fabricación, pues ataca al gluten del trigo degradándolo de tal forma que
prolonga excesivamente la fermentación de las masas o las hace soltar el agua
retenida, convirtiéndolas en pegajosas y húmedas.
Entre
otros defectos están:
Puede
traer exceso de humedad: formación de grumos y apelmazamiento.
Caramelización
de la harina en el proceso de molido.
Sabor
amargo por la mezcla de semillas.
Sabor
dulce por proceder de trigos germinados.
Granulación
inadecuada por defectos de molienda.
Bajo
contenido en gluten.
Falta
de maduración (requiere de 15 a 20 días después de su molienda, ya que recién
molida sabe a cola fresca).
Residuos
de plaguicidas u otros contaminantes.
Composición inadecuada para
cada tipo de harina (viene determinado por las condiciones fisicoquímicas
exigidas en su reglamentación).
Presencia
de suciedad o impurezas: junto a los cereales crecen ciertas especies de
cizañas que producen temulina, toxina que pasa a la harina si no se obtiene
adecuadamente.
Alteraciones
Al
empezar un saco de harina, puede que nos encontremos con que ha sufrido algún
tipo de alteración como:
Enranciamiento.
Acidificación
por bacterias o levaduras.
Crecimiento
de bacterias patógenas.
Enmohecimiento
por desarrollo de hongos.
Presencia
de micro toxinas producidas por ciertos hongos.
Presencia
de insectos, sus huevos o larvas (polillas, escarabajos, carcomas, gorgojos,
etc.).
Fraudes
La
venta de estos productos defectuosos, alterados o contaminados.
Uso
de trigos de baja calidad panadera para harinas panificables.
Utilización
de aditivos prohibidos, como persulfatos y bromatos, destinados a blanquear
harinas de baja calidad.
Adición
de sustancias inertes para aumentar el peso.
El
empleo del arco voltaico para blanqueo de las harinas durante su fabricación.
Cualquier
dato del etiquetado que no se corresponda con la denominación, procedencia,
finalidad, composición, peso, etc., real del producto.
Etiquetado
Se
ajustará a la norma general de etiquetado, presentación y publicidad de
alimentos envasados. Especialmente se tendrá en cuenta:
Denominación del producto. Cuando se trate de un cereal diferente al trigo, se indicará
el cereal de procedencia.
En ingredientes. No
requerirán lista de ingredientes aquellos productos que estén constituidos por
uno solo.
En
las harinas enriquecidas constarán de forma destacada las sustancias
enriquecedoras y la cuantía absoluta incorporada al producto de cada una de
ellas.
En
harinas acondicionadas constará igualmente la cuantía máxima de productos
añadidos a la harina.
En instrucciones para la conservación. Se indicará «consérvese en sitio seco y aislado del suelo».
Fecha de consumo. Se
indicará mes y año.
FÉCULAS
Son hidratos de carbono de fórmula química (C6H10O5)n. Son realmente almidones
compuestos, como la fórmula química indica, de carbono, oxígeno e hidrógeno.
Son muy abundantes en las plantas, sobre
todo en sus frutos y raíces; son un polvo blanco que se extrae de diversos vegetales, como las
patatas, los arroces, el maíz, el trigo, etc. Existen otras variantes, como las
que se extraen de las legumbres y las frutas exóticas, como la tapioca, que se extrae de las raíces de
la mandioca (árbol del Brasil) y el sagú,
que se extrae de las palmeras del mismo nombre, pero que no se utilizan en
pastelería.
Los vegetales que más féculas contienen
son:
El
arroz y el trigo, hasta un 75 por 100;
El
maíz, hasta un 70 por 100;
Las
patatas, hasta un 25 por 100.
Los almidones (féculas) están formados por
granos de color blanco visibles al microscopio; son insolubles en agua fría y
de aquí el método de estimación: el producto resultante de estrujar los
tubérculos o semillas es una mezcla de almidón, gluten, aceites, etc., que es
arrastrado por el agua y tamizado; quitado el gluten y demás cuerpos por
disolventes a propósito queda el almidón, que se lava y deseca.
Los más usados en pastelería son el almidón
de trigo, el de maíz («Maizena»), el de patata y el de arroz. Se emplean para
ligar o espesar cremas, como componente en la carga de bizcochos, como
antiadherente para estirar o formar masas y pastas, como en el caso del
mazapán, etc.
En el mercado se encuentran comercializadas
para el uso doméstico, en envases de diferentes pesos (sobre todo la maizena) y
para uso industrial, en sacos o cajas de pesos superiores.
No es por nada, pero esta información tiene derechos de autor y copyright (© Juan Pablo Humanes y © Capitel ediciones S.L.). Ya que te copias del libro, al menos cita la fuente. Sabes que esto es delito, ¿verdad?
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